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¡Cuán bienaventurado es el hombre a quien el Señor no culpa de iniquidad(A),
Y en cuyo espíritu no hay engaño(B)!

Mientras callé mi pecado(C), mi cuerpo se consumió(D)
Con mi gemir durante todo el día(E).
Porque día y noche Tu mano pesaba sobre mí(F);
Mi vitalidad se desvanecía con el calor del verano(G). (Selah)

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